Las vitaminas se dividen en dos grandes grupos: liposolubles, porque se disuelven en grasas, e hidrosolubles, que lo hacen en agua. Tienen en común que el organismo no las puede sintetizar, lo que quiere decir que es imprescindible que las aportemos con los alimentos. La vitamina A es también conocida con el nombre de retinol y es una vitamina liposolubles.
Tras la ingesta de vitamina A, esta se procesa en el organismo y el sobrante se expulsa en las heces. Puede almacenarse en el hígado. Esta vitamina cumple funciones muy importantes en el cuerpo. Así, se relaciona con el crecimiento de huesos y dientes, con la diferenciación celular y mantiene íntegros los tejidos epiteliales, es decir, el pelo, la piel y las mucosas.
Interviene en el proceso de queratinización y también es fundamental para la visión y la reproducción. Una cantidad inadecuada de vitamina A se manifestará en la aparición de diferentes síntomas que pueden ser de gravedad. Hay que tener en cuenta que es problemática la carencia y el exceso, que es la alteración conocida como hipervitaminosis.